El sábado fuimos con Marie a Boedo, a ver en
Hasta Trilce “Cae la noche tropical”, dirigida y protagonizada por la gran
Leonor Manzo, en una puesta en escena junto con Eugenia Guerti y Carolina
Tejada (estoy preparando un comentario para mi columna radial en AM 830 y para
La luna con gatillo, así que no quisiera extenderme ahora en esto). La cuestión
es que entre la obra que fuimos a ver y que últimamente estuve leyendo mucho de
y sobre Puig para el capítulo sobre “El beso de la mujer araña” que incorporé a
mi libro “Literatura y revolución: ensayos argentinos”, hoy me puse a buscar
algunas cosas en internet y ¡Zas!, reparo en que se conmemoran 35 años desde su
partida. No lo recordaba.
Puig construye su “ficción de origen” como escritor más vinculado al séptimo arte que a las bibliotecas:
en este caso, aparece ligada a la experiencia infantil de acudir al cine, casi a diario, con su madre, una farmacéutica egresada
de la Universidad Nacional de La Plata –donde también
cursó Filosofía y Letras– que había llegado al lugar acompañando a su padre, un
hombre simple dedicado al comercio.
Ese mundo infantil es el que funciona como trasfondo
de sus dos primeras novelas: La
traición de Rita Hayworth y
Boquitas pintadas. No está de más recordar que Puig
hace su debut en la literatura argentina en 1968, cuando lo publique la editorial
Jorge Álvarez, tras ser rechazado por Sudamericana y “bochado” por Mario Vargas
Llosa en el Concurso de la editorial Sex Barral, porque –dijo
el escritor peruano– se sabía muy bien cómo hablaban los personajes de Puig,
pero no cómo escribía él.
Aunque allí radicaba su encantador secreto. Por eso Ricardo Piglia, en “Las tres vanguardias” plantea:
“Hacía muchos años que en
la literatura argentina no se encontraba un oído como el que él tenía para el ritmo
del habla. Y lo sacrifica. Lo retoma recién en la última novela, “Cae la noche
tropical”, en el que practica ese virtuosismo haciendo hablar a dos mujeres
ancianas durante cincuenta y cinco páginas nada más que para hacer oír el
murmullo de la lengua. Después empezará la narración, pero en ese primer y
largo momento es como si él dijera: “ahora van a ver de lo que soy capaz…”.
Las fotografías, que ilustran un excelente ensayo de Martín Villagarcía sobre Puig y el Frente de Liberación Homosexual, fueron extraídas del sitio Moléculas Malucas. Debo su lectura a la recomendación de mi amiga Mabel Bellucci