viernes, 4 de julio de 2025

Habitación Macbeth, de Pompeyo Audivert

Lo que puede un cuerpo sobre un escenario

 


El juego de luces y sombras, de voces y movimientos corporales, de silencios, voces y sonidos hacen de esta versión argenta del clásico de Shakespeare dirigida y actuada por Pompeyo Audivert una obra maestra.

 

En tiempos de hiperconexión y redes sociales, ni bien se ingresa al Teatro (en este caso, el Metropolitan situado en la emblemática calle Corrientes al 1300), se solicita al público presente no sólo que silencien o apaguen sus teléfonos celulares (como se acostumbra a hacer en cualquier sala, de cine o de teatro), sino que también se aclara que no puede filmarse ni sacarse fotos.

 

En la época de la tiranía del yo, vemos a este artista disolver esa ilusión de una unidad en una multiplicidad de personajes, que se alternan unos a otros en cuestión de segundos, con sus voces y posiciones físicas específicas y bien diferenciadas: las brujas Fatídicas, Macbeth, Lady Macbeth y Banquo, entre otros (siete en total). Fundamental, asimismo, el cruce con Becket.

 

El escritor italiano Ítalo Calvino, supo decir que un clásico literario era toda aquella producción que nunca termina de decir lo que tiene para decir. Y vaya si con Shakespeare pasa esto.

 

En este caso, además, con una tremenda y escueta puesta en escena: un espejo, el marco de un cuadro y un vestuario que se reduce a una bata, unas medias y un par de zapatos para el actor, un banco y un micrófono para el cellista, Claudio Peña, pieza fundamental del rompecabezas teatral que logra romper cabezas.

 

Juego de máscaras, relaciones de fuerzas, entramados de poder, potencias ficticias que actúan sobre lo real, la locura y la muerte, las resurrecciones.

Una obra que surge en pandemia y que, como comentó el propio actor y director, busca trabajar, lo que habita un cuerpo en una habitación.

 

Los espectadores entramos en esa dimensión poética, teatral, imaginaria. “El tema es tener confianza en que esas fuerzas teatrales puras siguen existiendo, que no han sido disipadas por toda la maquinaria más capitalista que ha podido desembarcar en el teatro sus propias formas de producción más autorreproductivas”, dice Audivert en una entrevista para la revista Crisis.

 

Impresionante. Demoré en verla... Si no lo hicieron aún: ¡no se la pierdan!

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