¡Ufff, que tremendo libro es “El amante”!
Una muchachita vietnamita de 15 años y su amante, un hombre chino, adinerado, de 26. ¿Suena siniestro? Y eso que ese es el “lado amable de la historia”. El otro que cuenta es el de una neurus familiar sin límites: un padre ausente, un hermano menor que muere muy joven, un hermano mayor tirano, una madre cruel, muy cruel.
¡Duras es Lo-más! (de Zamora)… El primer acercamiento que tuve a su obra fue hace años (décadas ya), cuando a través de mi gran amigo Cacho, vi “Hiroshima mon amour”, el film con el que debutó el gran Alain Resnais en 1959, con guión de Marguerite (¡que ganas de verlo otra vez!). Años después, en la Sala Lugones del Teatro San Martín vi, en uno de esos maravillosos ciclos de cine que suele haber allí, otra peli con guión suyo: “India Song” (de esa no recuerdo mucho).
El año pasado, buscando nuevos materiales para el Taller Escrituras sintomáticas”, me topé con “Escribir”, y quedé fascinado con ese breve ensayo narrativo. Al poco tiempo Marie Guzzo me regaló el breve y bello “Nada más” y el otro día, caminando y recorriendo librerías por la calle Corrientes, encontré esta hermosa edición y me leí este libro como quien devora algo que no puede dejar de ingerir. Vi que también hay una versión cinematográfica, pero me da miedo verla, no quiero decepcionarme con esta historia que en versión literaria llega a su punto de perfección.
La semana que viene intentaré comentarlo en “La Biblioteca”, la columna quincenal que hago los miércoles en AM 830 en uno de los programas del amigo Mario Hernández. Mientras comparto estas líneas:
“Nunca buenos días, buenas tardes, buen año. Nunca gracias. Nunca una palabra. Nunca la necesidad de pronunciar una palabra. Todo permanece mudo, lejano, es una familia pétrea, petrificada, en una espesura sin acceso alguno. Cada día intentamos matarnos, matar. No solo no se habla, sino que tampoco se mira... La palabra conversación está proscripta… Toda comunidad, sea familiar o de otra índole, nos resulta odiosa, degradante. Estamos unidos en una vergüenza de principio por tener que vivir la vida”.
PH: bar Nica, a la
vuelta de Plaza de Mayo
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